viernes, 23 de julio de 2010

Un viaje a nuestra infancia...

Vamos a hacer una peculiar retrospectiva… Vamos a volver atrás en el tiempo, mucho y nada a la vez. Hoy voy a centrarme en la mascota por antonomasia de la empresa de videojuegos de Capcom. Puede que algunos ya sepáis de quién hablo… Redoble de tambor por favor…

¡Sí! ¡Os hablo del mismísimo Megaman! Este hombrecito azul ha hecho las delicias de aquellos que vivieron en la época en la que se empezó a jugar... hasta tal punto que en las consolas de nueva generación han decidido resucitarlo y rendirle tributo (y ya ha pasado de hecho dos veces) volviendo a los orígenes de los 8 bits con los que comenzó su “tortuosa” carrera al estrellato de los videojuegos, y digo “tortuosa” no porque no gustara al personal, porque el personajito caló muy hondo en muy poco tiempo, sino porque su dificultad era TAL, que lo más fácil que podía pasarle al pobrecito era morirse…

Por ejemplo....

OH SHI...!

Empezó con los 8 bits en la antigua NES con su primera entrega, cuyo éxito fue de tal magnitud, que al poco tiempo se hizo una segunda parte, que gustó de la misma forma que el anterior… y así hasta la 6ª entrega, a partir de la cual se mudó a la SNES con Megaman 7, y finalmente a Playstation y sus compañeras de 32 bits con Megaman 8. Fue la nostalgia que sintió una incontable masa de personas la que impulsó a Capcom a volver a explotar a nuestro amiguito, rememorándolo para nosotros con los 8 bits con los que comenzó su vida, en PS3, Xbox360 y Wii.

Una jugabilidad sobresaliente para lo que era la antigua NES, una musiquita pegadiza donde las haya, y una dificultad exacerbadamente grande, fueron las bases de este maravilloso juego. Hago hincapié N veces en su horrorosa dificultad, que se cebaba con nosotros de todas las maneras posibles, enervándonos hasta el punto de querer tirar el mando por la ventana cuando nos quedábamos sin vidas. Podías morir empalado, aplastado, empalado, fusilado, empalado, congelado, empalado, arrollado, empalado, quemado, empalado, atravesado, y lo último, y no por ello menos importante: empalado. Si compañeros, los diseñadores de los niveles siempre han tenido la hilarante costumbre de poner abismos sin fondo y pinchos por todas partes, donde la muerte llamaba cada vez que empezabas a perder los nervios y metías la pata por una tontería, haciendo a nuestro pobre compañero tragarse la peor parte de todas. Una imagen vale más que mil palabras. Sí, esas plataformas suben a velocidad de vertigo. Sí, eso del techo son pinchos. Sí, eso de abajo es un precipicio. Fácil, sencillo y para toda la familia.

Y cómo no, bobby-traps por doquier...

Algunos adoran las plataformas falsas...

Este juego siempre ha conservado algo desde el principio. Los jefes siguen un patrón determinado que una vez entendido, (cosa que no es nada fácil) son pan comido. Sin embargo, añadámosle que de tres porrazos ya puedes decir adiós, y que si te consigue alcanzar una sola vez, empiezas a disparar aleatoriamente dominado por la tensión, rezando para que uno de cada quince disparos que haces le consiga dar de coña al jefe, minando su barra de vida en una cantidad de risa. Téngase en cuenta además que hay que darle unas 28 veces de promedio (si, las he contado) para poder borrarlo del mapa. Ahí es ná.

Además, siempre que vencías a un jefe, se te concedía un poder correspondiente a las capacidades del jefe. En cada versión de Megaman, se abrían un abanico de posibilidades distintas gracias a las armas que ibas obteniendo. Desde sierras, cuchillas, pedruscos, bombas y demás, hasta manipular el mismo tiempo o la propia gravedad, desatando una debacle de efectos y situaciones muy cómicas. Cada jefe del juego, era siempre vulnerable a un tipo de arma con la que lo humillabas de pocos disparos en el blanco, causándole un daño masivo. Luego, las siguientes ediciones concedían más habilidades a Megaman, como poder hacer barridos para pasar por sitios estrechos o salir por patas muy rápido, hasta poder ejecutar cargas en su Mega Buster, pudiendo soltar la carga almacenada en un potente chorro de energía, causando un daño mucho mayor. Incluso se le creó una mascota con forma de perro, llamada Rush, que de ahí en adelante le ayudaría adoptando ciertas formas como de trampolín, jet y submarino, y ejerciendo ciertas funcionalidades de apoyo, como tirar medicamentos o enviar mensajes. Luego se le crearía un compañero con forma de caja llamado Eddie que le regalaría a Megaman cosillas útiles para su aventura en ciertos momentos, y un pájaro que le daría cobertura y le sacaría de ciertos aprietos, posiblemente, demasiados.

La historia es simple… Un científico loco, el doctor Albert Wily traiciona a su compañero, el doctor Thomas Light, e intenta hacerse con el control del mundo construyendo un montón de robots que siembren el caos. Megaman es creado por el doctor Light a partir de un humano real para combatir a las creaciones de Wily. En este juego, la historia carece de trascendencia, ya que prácticamente tiene la intención de poner un reto al jugador. Un reto con R mayúscula.

A medida que fue transcurriendo el tiempo, fueron saliendo un montón de secuelas y sagas, desde la X, en la que Megaman adquiere un aspecto más futurista y serio, hasta la ZX, en la que la historia obtiene una mayor importancia. De estos, hablaré otro día, si os apetece.

¿Qué más puedo decir? Os recomiendo encarecidamente que lo probéis si tenéis la oportunidad, da igual cuál de ellos. Son todos igual de complicados y de desafiantes, y más de una vez os pillaréis un cabreo monumental por no haber salido exitoso de la misión en curso, posiblemente, por haberos muerto de la manera más tonta posible. ¿La mía? Me quedé sin combustible de submarino justo al final de una fosa acuática enorme y sin fondo en el nivel que más odio. Me quedé sin vidas. Apagué la consola del cabreo. No anoté el password. Soy así de inteligente. Cosas así os pasará si le dais una oportunidad a esta joya.

1 comentarios:

Jorge dijo...

Buenísimo, me ha traído recuerdos a montones. Sobre todo la imagen de las baldosas que desaparecen y tienes que ir saltando de una a otra antes de que desaparezcan.
He entrado por casualidad pero me parece que me quedaré un rato XD.

Un Saludo

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